Si eres feliz a expensas de la felicidad de otro, estás atado para siempre.
Lo que quiera que poseas en este mundo lo tienes a expensas de otro, a costa del placer de otro. No existe otra manera. Si realmente quieres no enemistarte con nadie en el mundo, tienes que abandonar por completo la idea de posesión. Aprovecha en el momento cualquier cosa que te ocurra, pero no seas posesivo. No trates de reclamarlo como tuyo. Nada es tuyo, todo pertenece a la existencia.
Venimos con las manos vacías y con las manos vacías nos iremos, por tanto, ¿qué objeto tiene tanta reclamación entre tanto?