Controla tus palabras.
Sé telegráfico. Escucha solamente aquello que sea significativo, lee únicamente lo que tenga sentido. Evita lo innecesario, lo irrelevante. Habla exclusivamente de lo que atañe al asunto. Haz que cada una de tus palabras sea tu corazón. No vayas diciendo cosas como si fueras una gramola.