Como un noble caballo rápido bajo el látigo, arde y sé veloz.
La consciencia es fuego, quema todo lo malo que llevas dentro. Quema tu ego, tu codicia, tu posesividad, tus celos -quema todo lo malo y negativo-, y realza todo lo bello, lleno de gracia y divino.
Y cuando lo zafio y lo feo ha sido quemado, tu ser experimenta una gran agudeza, tu vida se llena de una gran rapidez, de una enorme intensidad y pasión, de una inmensa totalidad e integridad.