
Es mejor la conquista de uno mismo que ganar mil batallas. Así, la victoria será tuya. Ni ángeles ni demonios, ni cielo ni infierno te la pueden arrebatar.
Recuerda, solamente es tuyo aquello que no te pueden quitar. Nada que se te pueda quitar es tuyo. No te apegues a ello porque te traerá desgracia. No seas posesivo con algo que se te pueda quitar, porque tu posesividad te creará angustia. Confórmate con lo que es realmente tuyo y nadie pueda quitarte. No te lo pueden robar, no te pueden atacar, no vas a ir a la bancarrota por ello. Ni siquiera la muerte te lo puede quitar.
Si has conquistado tu consciencia, tu cuerpo será quemado, se hará cenizas, pero tú no te quemarás. Tú seguirás estando para siempre, eres eterno. Pero esa eternidad solamente puedes conocerla cuando te transformas en tu propio maestro.