El silencio no puede hacer de un necio un maestro.
El silencio puede ser el de un cementerio o el de un amanecer. El silencio puede ser el de un pájaro en vuelo o el de un cadáver. Ambos son silencios, pero diametralmente opuestos. El silencio de un cadáver tiene que evitarse, el silencio de una flor tiene que embeberse. El silencio de una flor hará de ti una flor, el silencio de un cadáver hará de ti un cadáver. Desde el exterior ambos parecen lo mismo, no te dejes engañar por las apariencias, fíjate siempre en lo esencial, en el corazón. Desde fuera pueden aparentar ser iguales dos cosas que son totalmente opuestas entre si. El buscador tiene que ser muy cauto, muy consciente de cada paso que da, porque lo falso es muy fácil de alcanzar. Es muy fácil morirse y, sin embargo, es muy difícil estar rebosante de vida.