Vive en el amor. Haz tu trabajo.
Pon fin a tus pesares.
Salvo que hagas un trabajo que esté próximo a tu corazón, seguirás sin realizarte. Y el meditador encuentra inmediatamente cuál es su trabajo. El meditador descubre intrínsecamente que ese es su trabajo; no tiene que pensar en ello. Está tan claro y tan alto, que sabe que tiene que ser músico, poeta, esto o aquello. Le llega tan claro que no hay lugar para la duda. Entonces empieza a trabajar, ese trabajo es su meditación.